La información difundida en Occidente sobre los árabes se basa en cuatro estereotipos: el despiadado
terrorista, el corrupto gobernante, el fanático integrista y el inculto inmigrante. Sólo tras el inicio de las
revoluciones árabes en 2011 se han publicado imágenes de una población joven que reclama unos valores
universales de origen occidental. Mientras que el mundo araboislámico se caracteriza por su pasividad en
las guías turísticas, y por su violencia en la prensa y la televisión, los medios de comunicación representan
a la mujer como víctima de su propia cultura. De este modo, Occidente muestra su superioridad y percibe al otro mundo como una amenaza. Para desmontar los prejuicios existentes, es necesario promover
la circulación de las producciones culturales del mundo araboislámico, que carecen tanto de proyección
internacional como de actualidad en todas sus vertientes artísticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario